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Instituto Superior de Formación Docente y Técnica Nº53, Glew, Alte.Brown, Pcia. de Buenos Aires.
viernes, 30 de septiembre de 2011
miércoles, 28 de septiembre de 2011
Palabras para los futuros docentes en su día
Éste, es el discurso elaborado por Gladys Lezcano, Andrea Rodriquez y Noelia Tissone, alumnas del Profesorado de Educación Inicial, 2do. B Turno Tarde, con motivo de la conmemoración de la figura de Domingo Faustino Sarmiento en el Día del Maestro.
Estamos hoy reunidos para conmemorar el día del maestro.
Es nuestro deber como futuros docentes plantearnos para que ser docentes?
En esta sociedad del conocimiento nosotros, los futuros docentes, debemos prepararnos para dar batalla.
¿Porque dar batalla? Porque las escuelas son lugares de reproducción de estructuras sociales y está en nuestras manos y en nuestra capacidad como docentes el terminar con este mecanismo.
Estamos atravesados por una realidad social que no podemos negar. Debemos tomar conciencia de su totalidad y evitar la fragmentación. Esa que hace tan bien a pocos y tan mal a muchos.
No somos entes aislados de la sociedad, sino que vivimos en constante relación de correspondencia y determinación. En nuestra sociedad no existe el individualismo, aunque a simple vista pareciera que somos solo eso: una sumatoria inconexa de partículas. Lo individual es la huella en nosotros, del grupo social.
Tenemos que poder tomar distancia de nuestras prenociones, para que, objetivamente, veamos lo que está más allá de lo que ven nuestros ojos.
Hoy nos formamos como futuros educadores de la niñez. Es nuestro deber imperioso el tomar conciencia de la magnitud que esta pequeña frase representa. “Docentes de la niñez”.
Cuánta bella responsabilidad que esto implica.
Seamos generadores y no reproductores de la historia. Ampliemos nuestra capacidad de visión, para poder percibir la realidad en su totalidad y objetivamente, para así evitar la desigualdad.
¿Cómo transformar la escuela moderna concebida hace doscientos años en una institución que responda a las necesidades de un mundo globalizado, de una cultura mas mediática, de unos niños que sobre muchas cosas saben más que nosotros, de un mercado de trabajo flexibilizado cuyas demandas formativas mutan constantemente? ¿Cómo confiar en el sentido de lo que enseñamos si las certezas científicas y la confianza ilustrada en el progreso indefinido del conocimiento están siendo profundamente cuestionadas?
Los docentes, cualesquiera sea el nivel o modalidad de enseñanza en la cual desarrollen su tarea, deben poder comprender e intervenir como sujetos políticos en el mundo en que viven. La cultura endogámica de las escuelas y las instituciones de formación no favorecieron la interacción con otros ámbitos, ni la posibilidad de plantearse preguntas o ensayar respuestas del más allá espacial y temporal de las escuelas.
Esto implica que un desafío para la formación de los docentes es ampliar el horizonte cultural, prever tiempos y espacios diversos destinados a recuperar y a resignificar formas abiertas de ver el mundo. Conocer más de cerca, por ejemplo, los procesos productivos ligados a su tarea académica, como así también ampliar su rol profesional como respuesta a la utilización de las tecnologías de la información y comunicación en el aula y en el ámbito del alumnado.
Podríamos concluir entonces que elegimos ser docentes para acortar la brecha existente entre los sujetos y el capital cultural. Para minimizar al máximo las desigualdades generadoras de excluidos. Sabemos también, que estas desigualdades NO las crea la escuela, sino el sistema productivo.
Por eso, como docentes seremos los responsables de generar ciudadanos. Ciudadanos críticos y analíticos que se solidaricen con los que luchan políticamente para inscribir, ampliar y profundizar derechos.
Oscilaremos, en nuestras experiencias, nutriéndonos de diferentes posturas: tanto radicales como conservadoras, para ejercer nuestra profesión.
Atendiendo siempre a que educar es un acto de profundo amor que combate las ideologías estigmatizadoras del liberalismo que responsabilizan al pobre de su pobreza y al maestro de las injusticias del sistema social.
La vocación de ser maestro sigue creciendo en todos los que amamos la educación como práctica transformadora del mundo.
Para ellos un ¡Muy Feliz Día del Maestro!
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